Aunque muchos la consideran la posición más tradicional del kamasutra, el misionero tiene muchísimo potencial para sorprenderte si te animás a innovar un poco.
¿Qué es la postura del misionero?
Esta postura clásica se practica desde hace más de dos mil años y consiste en que la masajista erótica en Parque Chacabuco se recueste boca arriba con las piernas flexionadas, mientras la otra persona se posiciona encima, permitiendo el contacto directo entre los genitales. Curiosamente, fue recién en 1948 cuando se le dio el nombre «misionero». ¿Sabías que, en la Edad Media, la Iglesia la promovía como la única aceptable por considerarla la más casta y propicia para la fecundación?
Más allá de su simplicidad, esta postura tiene la gran ventaja de generar intimidad al facilitar el contacto visual, las caricias y una conexión cercana entre ambos.
Prepará el ambiente para disfrutar al máximo
Para que todo salga a la perfección, prestá atención a los detalles:
Variantes que podés probar
Aunque parezca una postura básica, con algunos ajustes podés convertirla en algo completamente distinto como masajista erótica en Olivos. Acá te dejamos seis variantes:
Consejos prácticos para romper la monotonía
Si bien estas variantes suman, los pequeños cambios también pueden marcar una gran diferencia:
Almohada mágica
Colocá una almohada debajo de tus lumbares para elevar la pelvis. Este simple detalle cambia el ángulo de la penetración, rozando directamente puntos sensibles como la zona G o el clítoris.
Movilidad con las piernas
Abrazá a tu cliente con las piernas para intensificar el contacto y ganar más movilidad durante el acto.
Mové las caderas
Aunque estés abajo, no te quedes quieta. Elevá un poco la pelvis y hacé movimientos circulares con las caderas. Jugá con el ritmo, y si tenés música de fondo, seguí el compás.
A prueba de flexibilidad
Para quienes buscan algo más desafiante, probá apoyar las piernas en los hombros de tu cliente mientras usás la almohada para mayor comodidad. Esto abre un abanico de movimientos y aumenta el placer para ambos.
Dale una vuelta al clásico
La postura del misionero es un clásico, pero eso no significa que deba ser aburrida. Con un poco de imaginación y estas sugerencias, podés transformarla en una experiencia única cada vez. ¡Animáte a innovar y redescubrí el placer en los detalles!
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