La conexión entre el sueño y la sexualidad puede ir mucho más allá de lo que imaginamos. Para una masajista erótica en Villa Urquiza, conocer ciertos fenómenos vinculados al deseo inconsciente no solo despierta curiosidad, sino que también aporta herramientas valiosas para enriquecer sus conocimientos sobre el cuerpo, la mente y sus misterios. Uno de esos fenómenos es la sexsomnia.
Este trastorno, también conocido como sonambulismo sexual, lleva a que una persona realice actos íntimos mientras duerme: desde gemidos y caricias hasta masturbación o incluso intentos de penetración. Lo más sorprendente es que, al despertar, quien lo padece puede no recordar absolutamente nada. Sí, leíste bien.
¿De qué se trata la sexsomnia?
La sexsomnia es una parasomnia, es decir, un trastorno del sueño que genera comportamientos físicos involuntarios. En este caso, relacionados con la actividad sexual. Esto incluye vocalizaciones, gestos, caricias e incluso intentos reales de relaciones sexuales, todo mientras la persona está dormida.
Fue el psiquiatra Colin Shapiro, en 2003, quien acuñó el término tras diversos estudios en la Universidad de Toronto. Aunque aún falta mucho por descubrir sobre sus causas, se estima que afecta aproximadamente al 2% de la población mundial y es notablemente más frecuente en varones.
Síntomas típicos de la sexsomnia
Una masajista sensual en Almagro, puede encontrarse, aunque rara vez, con personas que padecen este tipo de episodios. Por eso, resulta útil conocer los comportamientos que suelen aparecer:
Masturbación durante el sueño.
Intento de contacto íntimo sin conciencia.
Conducta verbal o gestual inapropiada durante el descanso.
Falta total de recuerdo del episodio al despertar.
En varios estudios realizados por instituciones médicas, se identificaron conductas muy claras: desde intentos de coito hasta masturbaciones solitarias sin interacción con la pareja o la persona que los acompaña.
Causas y desencadenantes de la sexsomnia
La sexsomnia no aparece porque sí. Puede estar relacionada con otras parasomnias como el sonambulismo clásico, o asociarse a problemas como apnea del sueño, movimientos involuntarios de las piernas o despertares confusos.
Además, factores como el consumo de alcohol, drogas o la falta de descanso pueden actuar como detonantes. Según especialistas del Instituto de Investigaciones del Sueño, la mayoría de los casos se dan en varones, suelen comenzar alrededor de los 20 años y, si no se tratan, pueden repetirse con frecuencia durante años.
Cómo impacta en las relaciones y qué hacer si se presenta
Si bien no se trata de una condición común en el día a día de una masajista erótica en Las Cañitas, no está de más saber cómo actuar si aparece un caso o si un cliente alguna vez comenta un episodio de este tipo. Lo más importante es saber que la sexsomnia tiene tratamiento y que la salud del sueño es una parte esencial del bienestar general.
Si una pareja se ve afectada por esta situación, algunos optan por dormir en camas separadas o crear rutinas que minimicen el riesgo. Mantener una higiene del sueño adecuada, horarios regulares, ambientes cómodos, evitar estimulantes, es un buen primer paso.
¿Se puede despertar a alguien que tiene un episodio?
Sí. Contrario a lo que se suele pensar sobre los sonámbulos, se puede interrumpir un episodio sin riesgo, aunque lo ideal es hacerlo con suavidad para evitar sobresaltos. También es clave tener una charla sincera si estos episodios comienzan a repetirse, ya que ignorarlos podría aumentar el malestar emocional o físico.
Conclusión: conocimiento y prevención para una vida más consciente
La sexsomnia es un fenómeno tan real como sorprendente. Para una masajista erótica en Zona Norte que prioriza el cuidado emocional y físico de sus experiencias, entender estos temas refuerza el profesionalismo con el que encara su trabajo. Conocer cómo funciona el deseo durante el sueño, y cómo puede presentarse de manera involuntaria, ayuda a estar mejor preparadas, a generar confianza con los clientes y a promover el bienestar integral como parte de la experiencia.
Después de todo, el deseo no se apaga con la noche. A veces, incluso, se enciende mientras dormimos.
