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¿El masaje tantra-erótico es sexo? Parte 3

¿El masaje Yoni es sexo?

Si bien alcanzar el clímax suele ser la consecuencia deseada e inevitable, el masaje Yoni no es sexo. Y, como cualquier otro masaje tántrico, no tiene como finalidad el orgasmo sino la conexión con lo Divino a través del placer sexual.

¿Cómo se realiza un masaje Yoni?

Al igual que el masaje Lingam, el masaje Yoni se lleva a cabo estando inmerso en un ambiente tántrico íntimo engalanado con velas aromáticas y acompañado de música suave y relajante.

Las zonas eróticas femeninas son mucho más sensibles que las masculinas, por lo que un masaje Yoni ha de ser brindado de forma completamente diferente. En la mujer interviene su mente como punto clave y central del masaje, por lo que las caricias han de ser mucho más delicadas y sobre todo, realizadas con especial mimo y cuidado.

Con la mujer completamente desnuda, el masaje se inicia con suaves caricias en los pechos, abdomen y muslos. Para que la sequedad vaginal no produzca irritaciones, las manos del masajista erótico estarán impregnadas de un gel específico para masajes o de un aceite lubricante.

Los movimientos de las manos del masajista o de la masajista erótica han de ser realizados en círculos para ir activando, poco a poco, la excitación de la mujer. Una vez el cuerpo femenino esté completamente receptivo, se pueden iniciar los masajes en los labios vaginales. Eso sí, siempre con mucha delicadeza.

Las caricias han de ir variando en intensidad y velocidad, siempre teniendo en cuenta las sensaciones que la destinataria del masaje está experimentando. Para ello, el diálogo íntimo es fundamental, así como lo es prestar atención a sus gestos y gemidos de placer.

El punto G femenino, que corresponde al “Punto Sagrado” en el Tantra, es una parte esencial del masaje Yoni. Para llegar hasta él es necesario girar la palma de la mano hacia arriba e introducir el dedo mayor dentro de la vagina. Es fácil de reconocer, pues se trata de una zona esponjosa, diferente del resto del órgano sexual femenino.

Una vez ubicado este punto, se han de aplicar movimientos en círculo y es en este preciso momento cuando la mujer puede llegar a alcanzar el orgasmo. De ser así no se debe abandonar el movimiento sino que se debe suavizar para aumentar la excitación y extender el clímax lo máximo posible.

El Tantra y el control de la eyaculación

En el neotantra, una seudofilosofía que se ha desarrollado en Occidente en el final del siglo XX, existen muchas personas que practican el control de la eyaculación como forma de aumentar la energía masculina y mejorar sus relaciones sexuales. Para ello utilizan su respiración controlándola por medio de técnicas destinadas al control muscular.

El control de la eyaculación también permite un disfrute más prolongado del masaje tántrico y colabora con la obtención de una mayor relajación.

A diferencia de lo que sucede en las relaciones sexuales cuyo objetivo es alcanzar el clímax, en el masaje tantra-erótico no existe este fin. Solo existe un aquí y ahora que permite centrar toda la energía y atención en el momento presente.

Sin embargo, aunque el fin del masaje erótico tántrico no sea el orgasmo, es muy probable que al finalizar el mismo no puedas evitarlo, sobre todo si el masaje incluye un Lingam o un Yoni. Y esto sucede porque la energía que corre a través del cuerpo mientras eres masajeado se convierte en oleadas de placer.

 

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